STOP and GO
Era nuestra segunda sesión de coaching, minuto 26 de la misma, los 25 minutos anteriores los habíamos dedicado a viajar por los triunfos de mi clienta. Grandes triunfos a nivel profesional. Galardones nacionales e internacionales. Subidas de sueldo. Escaladas de coche, cada tres años uno mejor que el anterior. Por supuesto hablamos de las promociones, de como empezando casi como la chica de los recados, fue escalando con esfuerzo, inversión de tiempo y motivación de puesto en puesto, a ser jefa de casi todas las áreas posibles. Esos 1500 segundos también tuvieron como protagonistas a sus hijos, su marido, sus padres, ya mayores…
Hablando y hablando le pregunté ¿Si tu vida fuera un juego de Trivial cuánto peso tendría el quesito dedicado al ámbito profesional? 70% trabajo versus 30% vida personal con todo lo que ello supone.
Y entonces llegó la gran pregunta. Una pregunta llamada por algunos coach “la pregunta poderosa” que no es otra cosa, que la pregunta que podría hacerte una amiga, tu madre, tu pescadero o el recepcionista de cualquier hotel, que sin esperarlo te frena en seco, y te hace reflexionar…
Hay un concepto en Fórmula 1 que se denomina STOP and GO y que significa que el piloto debe entrar en boxes y realizar una parada obligatoria de 10 segundos, en los cuales el equipo no podrá realizar ningún ajuste en el vehículo. Una vez transcurridos esos diez segundos, el coche podrá reincorporarse a la carrera. Yo necesito un STOP and GO en mi vida, porque necesito cuestionarme. Necesito reflexionar sobre ¿Cuánto poder le estoy otorgando a mi trabajo? ¿Cuánta energía estoy empleando en la siguiente promoción? ¿Cuánto dejo que mi profesión defina mi esencia? Y después ¿Qué? Tengo 55 años, mis padres están mayores, mis hijos creciendo, hace años que no tengo una cita con mi marido, ¿el deporte? pasó a mejor vida y ¿y yo? Sé perfectamente qué dice en mi tarjeta de visitas, podría escribir un dossier repleto de todas y cada una de las actividades comerciales de nuestra empresa, me sé al dedillo, las ganancias trimestrales y las próximas inversiones. Conozco a todos y cada uno de los directores de zona, y podrían ser parte de mi familia mis más de doscientos clientes, pero ¿Y yo?
¿Cómo saber que necesitas un STOP and GO en tu vida?
Vivimos en mundos frenéticos donde la mañana se enlaza con la noche y solo has estado delante de la pantalla de un ordenador, o solo has estado repartiendo, o solo has estado recogiendo ropa en un probador o solo has contestado 1500 llamadas a extraños o solo…
Y ¿Cómo sabes que estás dando la mejor respuesta si no paras y escuchas ese qué, ese cómo y ese para qué de tu compañera, tu marido, tu hijo… que quizás y digo quizás te pueda arrojar otras realidades que enriquezcan la futura solución a esa tesitura que ahora es solo un algo que resolver?
Y si alguno de los puntos te resuena y te encoge el estómago provocándote en primer lugar rabia, después frustración y seguramente un poso de tristeza, estás a tiempo de regalarte un STOP and GO. Basta con dedicarte tiempo de calidad en hacer aquello que más te gusta. Cocinar, leer, escribir, montar en bicicleta, respirar el aire de las montañas con una ruta de senderismo, ver el amanecer en la playa que tienes a diez minutos de casa y que solo pisas “de pascuas a ramos” … Y cuando empiecen los juicios y cuando vengan esos pensamientos detractores que sibilinos te recuerdan que estás perdiendo el tiempo, respira y pregúntate qué estás sintiendo mientras cortas la cebollita para esa paella, cuánto ríes o lloras con esa novela, cómo es la textura de ese cuaderno donde estás relatando la mejor historia de tu vida, cómo golpea la suave brisa en tu rostro con cada pedaleo, y cómo notas las gotitas de sudor en tu nuca subiendo esa empinada cuesta que te regalará las mejores vistas del otoño. En definitiva, vuelve a tu presente, eres tú el capitán de la nave y puedes elegir el valor, la calidad y el merecimiento de tu STOP and GO.