¿Qué hacer cuando llegan los “de repente…”?

September 5, 2022

¿Qué hacer cuando llegan los “de repente…”?

Una persona muy sabia me repitió desde que tengo uso de razón una frase que cada vez cobra en mí más sentido y es esa que dice; la vida te puede cambiar en apenas un minuto.

¡Qué exagerada! - Pensaba yo, la vida es una sucesión de rutinas. Una sucesión de horarios marcados donde hay poco espacio para las sorpresas. Hoy, por ejemplo, muchos de nosotros nos sentimos inmersos en los problemas que dejamos colgados en el perchero antes de vacaciones. Septiembre, “La vuelta al cole”, septiembre, mes de compras de uniformes, chándal, los libros de texto con ese olor particular… Mes de nuevos planes de acción, mes de calentar motores para el último trimestre del año, mes de cierre de un verano que ha servido de oasis para muchos y mes que muestra las nuevas puertas por abrir que a nivel personal y profesional se convertirán en inéditas aventuras, distintos caminos de aprendizaje, retos y posiblemente nuevas rutinas.

Y en este agendado programa de acciones, la vida te trae los “de repente…”. Esos momentos impactantes, sorprendentes que te frenan en seco, que te paralizan, que te abstraen de tus quehaceres y te hacen cuestionarte hasta el mínimo detalle.

El fallecimiento de un ser querido, la ruptura con tu pareja, la pérdida del trabajo por el que tantas horas invertiste, una enfermedad… Eventos que rompen con la imagen que tenías de ti mismo, de tu realidad y de todo aquello que creías tener bajo control.

Los “de repente…” pues, llegan sin previo aviso, provocan a veces tristeza, desolación o vacío, otras, rabia, indecisión, miedo o la más absoluta incomprensión, y esta incomprensión es esa tortura china que nos hace devanar los sesos, que nos hace casi rozar la locura intentando comprender los porqués y los porque no, intentado entender el sentido de todo y ese querer entender con la mente el sentido de todo nos frustra. Nos hace entrar en un bucle infinito de tres o cuatro pensamientos repetidos que nos aleja de lo único que sí es palpable, la pena que sentimos por esa pérdida, esa ruptura o ese despido. Y la pena, no es más que una ulterior muestra de amor.

Y siendo muy dura con las siguientes palabras ¡Bienvenidos sean los “de repente…”! porque traen consigo algo de especial valía, un inicial shock, un parar obligatorio, un conectarse con uno mismo, con nuestras emociones, con nuestros sentimientos, que tantas veces rebajamos al cuarto cajón del armario por falta de tiempo. Traen mensajes de aliento de nuestro entorno, el cariño y la compasión de todos aquellos que por rutina parecen desaparecer. Traen el motor de ayuda que se enciende en aquellos para los que tu bienestar sí es importante. Traen ese reconocimiento tantas veces silenciado que te regalan las personas menos esperadas.

Y entonces, después de ese sentirse yerma, de esa perdición que no parece tener límites, de ese acompañamiento de muchos que nos alivian dolores, aparecen las grandes preguntas: ¿Quién soy yo? ¿Cuál es mi misión en esta vida? ¿Qué quiero? ¿Qué siento? ¿Qué necesito? ¿Qué he permitido? ¿Qué tengo? ¿Qué hago? ¿Y AHORA?

Poco a poco, se configura un nuevo yo, con pena, con tristeza, con vacío, pero con un presente, con un reto, dar respuesta a la pregunta más difícil y quizás la más importante de todas ¿Y AHORA?

Esta pregunta conlleva intrínseca la fórmula secreta, ese AHORA es la clave. Y es que cuando llegan los “de repente…” cuando ultrajan nuestro día a día con este tipo de sorpresas, es importante preguntarnos: ¿Está o no en nuestras manos poder resolverlo? Si estos eventos se escapan de nuestro control, poseemos la capacidad de tomar dos tipos de elecciones, aceptar lo que está sucediendo con compasión hacia uno mismo o resignarnos dejándonos invadir por una actitud derrotista que nos impide ver la totalidad del paisaje.

Tomada esta primera gran elección, Aceptar o Resignarse, toca abrazar el presente, poner consciencia a cómo estamos hoy, a aquellos elementos que nos sostienen, a agradecer aquello que nos está facilitando la vida en este instante, a ser conscientes de nuestra respiración, para dar voz a esa vulnerabilidad y dejarnos transformar. Sin engancharnos al ayer, sin hacernos adictos a los recuerdos que como rejas pueden enjaular la melancolía, sino más bien recordando que todos aquellos momentos del pasado que se fijaron en nuestra mente y en nuestro corazón, son piezas del puzzle que han construido y construyen nuestra realidad, nuestra personalidad, nuestro imaginarium… nos han regalado herramientas y nos hacen ser únicos.

Así pues, si tuviéramos que resumir cómo abordar los “de repente…” entendido estos como; esos eventos que rompen con nuestra rutina es importante entender que:

  • Inicialmente llegan como un tsunami a nuestras vidas y nos paralizan, nos bloquean.
  • Posteriormente afloran los sentimientos que esa sorpresa ha dejado en nuestra existencia, la rabia, el vacío, la desolación y en resumidas cuentas la pena que se instala en nuestro respirar.
  • Después de las emociones más básicas que se sienten cerca del pecho y las entrañas, llegan el bucle de preguntas, los porqués sí y los porqués no, el querer entender, el buscar significado a aquello que se escapa de nuestro control. El abordar la impermanencia o transitoriedad de todo aquello que suponíamos inmutable. Este bucle repetido de cuestiones aumenta los niveles de cortisol, nos frustramos y nos estresamos.
  • El entorno es una de las pócimas. El amor de nuestros seres queridos, la compasión de los amigos, la empatía de los familiares, los motores de ayuda que se activan para recordarte que no estás solo, ni en muletas, sino que una red invisible te sostiene, te protege y te cuida.
  • La otra gran pócima es el hecho de elegir libremente cómo queremos afrontar aquello que se escapa a nuestro control o nuestro radio de acción. ¿Aceptar o resignarse?
  • Y finalmente abrazar la pregunta más ardua de todas; ¿Y ahora? Vivir lo que sea que te está pasando ahora, en tu presente, mientras lees estas líneas, respirando, con consciencia, sin viajar al ayer o al mañana o si lo prefieres viajando con cariño atrás y con esperanza al mañana, pero sabiendo que la próxima parada de todos es AHORA.

Lo mejor de “la vuelta al cole” es esa imagen de cuadernos nuevos, donde dibujar presentes, donde recoger aprendizajes, donde tener la posibilidad del TODO.

Y si llegan esos “de repente…” en AMAGI pondremos el conocimiento, el cariño y la compasión para acompañarte en la reconfiguración de tu nuevo YO.

Estas 1096 palabras son en recuerdo de La Mamma, nuestra querida Teresa García.